Cultura de la Seguridad de John Bernard Taylor
Que propone Taylor, sostiene que, para minimizar riesgos en instalaciones de alto peligro, no basta con ingeniería y procedimientos: se requieren tres pilares interdependientes:
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sistemas de seguridad técnicamente robustos (ingeniería),
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un sistema de gestión de seguridad efectivo y documentado, y
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una cultura organizacional de seguridad desarrollada y coherente (creencias, valores y comportamientos compartidos).
La “cultura” explica por qué organizaciones con normas similares pueden comportarse y fallar de manera diferente; por tanto, intervenir sobre la cultura es imprescindible para prevenir accidentes graves.
Taylor presenta un paradigma integrado que conecta dimensiones formales (documentos, procedimientos, estructuras) con dimensiones informales (creencias, valores, comportamientos observables). La idea central es que las creencias y valores compartidos generan actitudes y comportamientos concretos; si hay desalineación entre lo formal (lo escrito) y lo informal (lo vivido), la gestión del riesgo se degrada. El autor grafica esto y propone un marco para analizar ambas dimensiones de forma simultánea.
Taylor propone un conjunto de cinco características que sirven como punto de referencia para evaluar la fortaleza de la cultura de seguridad en instalaciones de alto riesgo. Son (textual y resumido):
A. la seguridad es una prioridad reconocida.
B. liderazgo visible y coherente con la seguridad.
C. responsabilidades y rendición de cuentas definidas.
D. la seguridad está integrada en todas las actividades.
E. la organización aprende de errores/incidentes y mejora.
Para cada característica Taylor desglosa atributos (6–8 por característica), comportamientos esperados y evidencias formales (procedimientos, registros) que permiten medir si la característica está presente. La mayor parte del capítulo 3 está dedicada a cómo operacionalizar y “medir” estas características.
Seguridad como model predictivo:Taylor somete su modelo a contraste con accidentes reales (ej.: Titanic, Bhopal, Tokaimura, y varios incidentes industriales) para mostrar que, antes de muchos eventos, existían creencias y valores organizacionales que predisponían al fallo (p. ej. “esta planta es inherentemente segura”, o prioridades de producción sobre seguridad). Así, el modelo tiene carácter predictivo: detectar debilidades en las cinco características y sus atributos permite anticipar situaciones de riesgo elevado.
Como evaluar la cultura. Taylor propone un proceso de revisión/medición con elementos prácticos:
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Revisión independiente exhaustiva (equipo de especialistas que muestrea funciones y niveles jerárquicos).
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Dimensiones formales e informales: recoger evidencia documental (procedimientos, indicadores) y observaciones de comportamiento (observación en terreno, entrevistas, encuestas).
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Listas de atributos y criterios cuantificables: tablas con criterios para puntuar el grado de presencia de cada atributo (lo que permite posicionar a la organización en un “mapa” o en una madurez).
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Salidas pictóricas y numéricas (distribuciones, “mosaicos” de características) para comunicar resultados a la dirección.
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Alternativa: autoevaluaciones periódicas cuando ya existe cierto nivel de madurez, pero la evaluación inicial en alto riesgo se recomienda que sea independiente.
Cambio cultural y modelo de herramienta. Para pasar de diagnóstico a mejora, Taylor propone un enfoque práctico y por fases:
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Visión y liderazgo ejecutivo: el cambio requiere sponsor y liderazgo visible.
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Programa de cambio modular: módulos (workshops) para abordar atributos concretos, promover propiedad y formación participativa.
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Atención a la psicología del cambio: resistencias naturales, “compromiso” de la mayoría, manejo de escépticos.
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Técnicas operativas: observaciones de comportamiento para reforzar prácticas seguras, equipos de mejora, reconocimiento y refuerzo positivo.
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Métricas de cambio y revisión continua: KPIs (indicadores clave de desempeño que miden el progreso de una empresa o proyecto hacia sus objetivos estratégicos) de proceso y comportamiento, auditorías de seguimiento y mecanismos de mejora continua.
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Objetivo: desplazar la organización a etapas superiores de una «escalera de madurez» (desde “patológica” a “generativa”).
La seguridad no es sólo técnica: es comportamiento social y cultural.
Evaluar cultura = medir alineación entre lo formal (procedimientos) y lo informal (creencias y comportamientos).
Existen 5 características operativas y evaluables que permiten diagnosticar fortaleza cultural.
El enfoque debe combinar diagnóstico independiente, proyectos de cambio modular, liderazgo visible y medición continua.
Aplicar el modelo permite anticipar riesgos y aprender de “casi accidentes” antes de que ocurran grandes catástrofes.

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